De principios y finales

Rodrigo Ortiz Castillo

Es curioso que, en el final de un día, que tuvo una mañana ajetreada, cómo el comienzo de un relato se vuelve presente. A partir de mañana se escribirá otra historia y en las nuevas aventuras se incrustan nuevas personas en nuestros corazones, no sin obviar que también consigo traigan nuevos sentimientos, tal vez felices, tal vez satisfactorios, tal vez nostálgicos o hirientes.

Esta noche acrecienta mi desenfreno por conocer el otro lado del mar oscuro, que los navegantes valientes han llamado tiempo y los errantes maldición. Es imponente la creencia de que el tiempo es infinito, pero no es más que en la razón que se comprende cuando comienza y termina algo.

No sabemos más que por nuestras propias perspectivas el significado mismo de comienzo. Mañana comienza otro día al levantarse el sol, pero cómo sé que no estoy yendo hacia atrás y lo que sucede es que yo, erróneamente, sólo creo que en la luz está el comienzo. Pero no fue sino en la noche que nació la luz, la oscuridad fue primero, cuando Dios creó el mundo primero estaban las tinieblas, entonces, ¿no es acaso que el día comienza con la noche?

Es considerable la intromisión de los inicios y los finales entre ellos mismos, ya que no se logra distinguir la delimitación de una y otra, por eso las limitantes se borran. Se unen como en único deseo, son dos y son una, como los apasionados enamorados.

El comienzo es confuso porque en su esencia está inherente un final. Están tallados con la misma madera, al final, cuando el comienzo parece lejano está más cerca, porque también en el final se concibe un comienzo nuevo. Es como en la vida, cuando naces está implícito, como en un contrato divino, que tienes que morir. Pero en este sentido también me haría la pregunta ¿Qué ha sido primero, la muerte o la vida? Tal vez si creyésemos como los Aztecas en los ciclos, eso se llenaría de insignificancia, pero si tuviésemos la visión hinduista sería importante saber qué hemos hecho al final de nuestra vida como humanos para saber en qué resurgiremos.

Sin embargo, las palabras de Jobs son las que más se acercan a la idea que quiero esbozar, la muerte es el mejor invento que la vida pudo diseñar. Pues es de significancia cuando en el sosiego de una noche, has de alcanzar la satisfacción de un trabajo bien logrado.

Es tan poco visible el delta de los ríos de inicios y de mares de finales. Tan es así que el mismo universo no puede tener un inicio o un final en su eternidad circular o esférica.

El día de hoy no sé si estaba finalizando o estaba iniciando, pero en la inquietud mental que me provocan estas reflexiones, encuentro una gran tranquilidad en la escritura de este relato, que no sé a bien si es el final o el comienzo de una nueva travesía en el andar a través de las extensas tierras de la escritura.

Exactamente hoy presenté mi último proyecto de la licenciatura, pero en esa invisible, mas no inexistente línea divisoria que solo se vislumbra en la razón que me pertenece, consideraría que es el comienzo de un final anunciado.


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